sábado, 12 de julio de 2008

Contornos: El compromiso del triunfo

Octavio Augusto Lara Báez
Córdoba, Veracruz

La elección del pasado domingo 6 de julio en el estado de Nayarit tiene un significado especial. El resultado final arrojó un triunfo claro de los candidatos postulados por el Partido Revolucionario Institucional en combinación con Nueva Alianza, lo que reafirma el posicionamiento que paso a paso ha ido ganado el partido tricolor en el mercado electoral del país y parece perfilarlo con perspectivas muy favorables hacia las elecciones intermedias del próximo año.
Fueron 15 de 18 diputaciones las obtenidas por la coalición PRI-PANAL y 12 municipios de los 20 con que cuenta aquél estado, entre ellos la capital Nayarit y otros de los más poblados, con lo que proporcionalmente gobernará al 80 por ciento de los nayaritas. Llama la atención el segundo lugar conseguido por la alianza PRD-PVEM, quienes ganaron tres diputaciones y tres alcaldías, mientras que el Partido Acción Nacional quedó en tercer sitio obteniendo sólo cinco alcaldías, resultados que también tienen una lectura interesante. Ratifica así el PRI su hegemonía en Nayarit, a tres años de que Ney González Sánchez ganara la gubernatura estatal.
Los triunfos electorales representan un compromiso serio con la sociedad. Los partidos ganadores deben empeñarse en corresponder a la confianza mayoritaria depositada hacia ellos a través de las urnas. El caso de Nayarit, donde se da este triunfo holgado del PRI da aliento a su militancia pero no debe dar lugar al exceso de confianza. Sabemos bien que cada partido político tiene preferencias diferenciadas en cada entidad y que el comportamiento electoral del norte, el centro y sur de la República no es homogéneo.
En Veracruz, el priísmo ha sido capaz de remontar una tendencia que le era adversa desde mediados de los noventas, cuando perdió un número importante de municipios, entre ellos los del corredor central del estado, Córdoba, Fortín, Orizaba, además de otros municipios importantes como Veracruz, que estuvo gobernado por varios trienios por el blanquiazul, o Xalapa, que tuvo gobiernos convergentes y perredistas.
En la praxis, se considera que el responsable político de un estado es, indudablemente, su gobernador. Esto se afirma porque del trabajo de un mandatario, de sus logros y del cumplimiento de sus promesas de campaña, de su sensibilidad para atender y servir a sus conciudadanos depende en gran medida la imagen del partido que lo postuló para el cargo. Esto aplica exactamente igual para los Presidente municipales, que tienen un papel determinante en la continuidad de un partido en el gobierno. Con el ejercicio de un gobierno honesto y transparente, comprometido, profesional y de resultados, se legitima un gobernante, pero también se fortalece socialmente su partido.
Por eso es fundamental que una vez logrado el triunfo electoral que permite acceder al poder, los esfuerzos se enfoquen al trabajo que lleve beneficios a la gente. Algo así ha sucedido en Veracruz, donde Fidel Herrera Beltrán ha desplegado un esfuerzo extraordinario para estar a la altura de las expectativas de la gente, de sus necesidades y problemas.
Nadie duda en este momento que el sello que el Gobernador le ha impuesto a su administración prestigian a su partido, el Revolucionario Institucional y que él en su persona, así como las obras y acciones realizadas son el activo más importante del priísmo veracruzano.
No podemos decir que todo está perfecto en Veracruz. Es evidente que hay mucho por hacer porque las demandas populares son también muchas y que algunos rubros de la administración pública estatal, como la Procuración de Justicia y la Seguridad pública, necesitan cambios de fondo para empezar a entregar los resultados que desea la ciudadanía. De lo que nadie duda es de que el gobierno que encabeza Fidel Herrera se esfuerza permanentemente por cumplirle a la población y que está cerca de ella, escuchándola, trabajando a su lado o asistiéndola, como ocurre en este momento con los damnificados por las lluvias torrenciales que azotan nuestro territorio.
Dicen que trabajo mata grilla. Y es cierto. Los opositores al PRI y a Fidel Herrera Beltrán pueden intentar, como lo han estado haciendo y lo harán cada vez con mayor agresividad, cualquier diatriba, artimaña e insulto para tratar de demeritar su trabajo y su imagen. Pero lo que contará al final serán los resultados que entregue al pueblo de Veracruz y éste habrá de ser quien emita su veredicto, que será definitivo e inapelable y determinará si el esfuerzo del fidelismo se dirigió por el camino correcto y cumplió su palabra. Hasta ahora, así parece. En la elección federal de 2009 y la estatal de 2010 se sabrá con exactitud.

olarabaez@hotmail.com

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